Antes que nada, cabe decir que esta es MI OPINIÓN, sin ningún tipo de información, pero creo hablar en boca de una parte del madridismo que vive cansada de escuchar a Mbappé desde que se levanta hasta que se acuesta, con un asedio constante protagonizado por el delantero francés que parece acercarse hasta el límite a las puertas del Real Madrid para, tras tocar el timbre, salir corriendo tras una bomba de humo y aparecer al otro lado de la acerca, en el portal del PSG.
Tras rechazar al Real Madrid por recalar en el PSG desde el Mónaco, el madridismo esperaba el final de ese contrato de 5 años como una suerte de “cesión” que permitiría al francés desarrollarse en el mundo del fútbol mientras la famosa BBC iba dando un paso al lado en favor de las nuevas juventudes que debían recoger el testigo y traer nuevos éxitos a la Casa Blanca. Pero el final de su contrato no produjo el resultado esperado, primero en 2021 con un Al Khelaifi encerrado en no vender y luego en 2022 con una puñalada por la espalda del francés a la afición blanca.
Un 2022 en el que el Real Madrid se vio condicionado, perdiendo la oportunidad de fichar a Erling Haaland en favor de la diva francesa, quien iba a formar un tridente mágico junto a un Vinicius que había explotado y un Benzema que partía como favorito a ganar el Balón de Oro. Sin embargo, en cuanto Haaland fue anunciado por el City, tuvimos a las pocas semanas la traición de Mbappé, que firmaría su renovación de 2+1. Presentado como un fichaje estrella bajo los gritos de “puta Madrid” mientras el conjunto blanco ganaba la 14 a pocos kilómetros de distancia.
En 2022 ya colmó la paciencia de muchos.
La renovación de Mbappé enfadó como nunca al madridismo, quien se vio traicionado por un jugador al que consideraban “uno de los suyos”, pero este 2023 una gran parte de la afición blanca había llegado a ilusionarse de nuevo con la llegada del astro francés, llegando a perdonar sus pecados pasados como errores de juventud. Un verano en el que parece que vivimos una repetición del pasado año, con Kane oficialmente en el Bayern, Mbappé se acerca como nunca a una nueva renovación con el PSG.
Aunque un gran sector de la afición hizo este cambio de postura, unos cuantos (donde me incluyo) estábamos totalmente en desacuerdo, prefiriendo otras opciones como fichaje estrella del conjunto blanco, sabiendo de la poca palabra del francés y con la explosión de Vinicius, el equipo de Chamartín podría optar por la dupla de brasileños acompañando a un 9 top mundial.
La respuesta es Haaland.
Y, con riesgo de parecer un “fanboy” del noruego, para mi la respuesta a los males del Real Madrid tiene nombre y apellidos; Erling Braut Haaland, el delantero nórdico desembarcó en Manchester tras ver imposible su encuadre en un Real Madrid donde la posición de 9 era propiedad de Benzema mientras que Mbappé y Vinicius completarían el tridente del conjunto blanco y en una sola temporada ya ha hecho historia con el conjunto skyblue levantando la primera Champions de la historia de los ingleses.
Un Haaland que, para mi, representa al mejor 9 del mundo, con una voracidad insaciable que refleja como nadie el espíritu madridista del “ganar, ganar y ganar”, un monstruo del gol que supondría un salto de entre 40 y 50 goles a una plantilla que, salvo el lateral derecho, solo le queda por cubrir el espacio del delantero.
Siento que esto son solo vanos sueños sin pruebas fehacientes de que ocurra, pero que venga a rebatirme el madridista que quiera a convencerme de que no le ilusionaría ver a Bellingham junto a Haaland de nuevo en el Real Madrid, con el inglés poniendo asistencias maravillosas a un Haaland que las convertiría en goles con una facturación que podría ser histórica, mientras a los lados los dos brasileños completan un tridente de ensueño, la VHR, un ataque que, por desgracia, parece lejos de cumplirse.
Yo lo tengo claro, entre la actitud de Mbappé o la de Haaland como comandante del equipo, dame al vikingo, quien representa mucho más el madridismo de verdad.