Tras el vídeo publicado ayer por Ramón Álvarez de Mon, así como las informaciones de las que José Félix Díaz se hacía eco en MARCA hace solo unos días, lo que ha quedado meridianamente claro, a modo de conclusión, es que la fiesta se ha terminado.
Se ha terminado la imagen de un Real Madrid desesperado por fichar a la estrella del momento; se ha terminado el juego de los petrodólares; se ha terminado el “a cualquier precio” con tal de que venga. En definitiva, se acabó el tener a todo un club como el Real Madrid arrodillado antes vagas expectativas.
Y es que Kylian Mbappé y su entorno, se han revelado como unos de los mayores entretenimientos del planeta fútbol. Expertos en deshojar la margarita durante más de tres años en los que han tenido a la familia madridista totalmente hipnotizada ante cualquier posible movimiento.
No es solo que las informaciones de ambos periodistas invitan a pensar a que su propia caprichosidad e inestabilidad, podrían reeditar otro capítulo esperpéntico con renovación de última hora; es que al Real Madrid se le ha agotado…la necesidad.
Para el Real Madrid se acabó la necesidad de Mbappé

El escenario y contextos, son absolutamente diferentes a aquellos de 2021, 2022 y 2023. El Real Madrid, fruto de su arduo trabajo de scouting, ha conseguido dar con la mina de oro que necesitaba, esta es Jude Bellingham, junto al consagrado despegue de un Vinicius que no perdió su tren. Y un equipo que sobrevivió a las dramáticas salidas de Cristiano Ronaldo y de (todo apunta a pensar así) Benzema, no necesita ya ponerse de rodillas ante nadie.
¿Quiere esto decir que Mbappé no será jamás jugador del Real Madrid? No, podría serlo, pero no ya a cualquier precio, como todo apuntaba hace dos años.
Para empezar, el Real Madrid se ha quitado de encima el sapo de tener que soltar 200 millones de euros al “amigo” más antipático del grupo que, para más inri, nos odia en público y privado; y para continuar, al decrecer la necesidad, decrece también la dependencia y ligazón a la inestabilidad profesional de un jugador que, no se sabe nunca qué quiere.
Así que, a modo de conclusión, este es el escenario que más deseaba el club: por un lado, no enriquecer al PSG, y por otro, poder hacerse el interesante con Mbappé, revelando que ahora “hay alguien más”. La fuerza negociadora que gana así el Real Madrid, hace pensar por tanto, que la fiesta para Mbappé y familia, se acabó. Hasta el punto de que, como no se den prisa, a lo mejor acaban hasta expulsados de la misma por los de seguridad.
Buen analisis