Gerard Piqué es uno de esos futbolistas que llegaron en el momento adecuado al club adecuado, bajo la dictadura del Negreirato y con una generación única de futbolistas culés, el central español lo ganó absolutamente todo, tanto con su club como con la selección española, llegando a afianzar su futuro con negocios de bastante relevancia y, en última instancia, con esa amistad/compañía de negocios que mantiene con el streamer Ibai, uno de los más grandes y conocidos del mundo. Aún con todos los éxitos en su mano, parece no olvidar a su eterno rival, mostrando un complejo digno de estudio.
De esta forma el central español vuelve a ser noticia en el fútbol al afirmar que: “El Real Madrid actual es más de lo mismo, transmite poco pero saca resultados y en febrero estará vivo en todas las competiciones. Cuando ganamos, nos recuerdan para siempre, cuando ellos ganan, es uno “Más. La última Liga de Campeones, que fue un milagro porque fueron inferiores en cada ronda, nadie lo recordará“. Unas afirmaciones que no entienden las palabras de Piqué, quien hace mucho que no sabe lo que es vivir una Champions.
Piqué vuelve con su trauma con los blancos que, claramente, no tiene superado
Y no hablamos solamente a nivel deportivo, de no sentir las noches mágicas de Europa tras su retiro, si no de todos los años que lleva, junto al conjunto catalán, encadenando ridículo tras ridículo en Champions, quedando ya muy lejos los años donde podía codearse con la aristocracia futbolística europea. Piqué cree que la mejor Champions de la historia no será recordada, pero la realidad es que sus demonios aún le persiguen, al saber que la mejor etapa de la historia del Barça quedará opacada, una vez más, por el Real Madrid.
El Barça tenía en su mano ser considerado el mejor club de toda la década desde el 2010 hasta el 2020, con un futbol espectacular, sobre todo la primera mitad, pasando de 1 a 5 Champions y ganando innumerables ligas, sin embargo el Real Madrid se le ocurrió llevarse no sola la Décima, si no otras 3 Champions más y de forma consecutiva, reduciendo la etapa más gloriosa del Barça a la nada y, con la 14ª, poniendo una distancia abrumadora, quedándose los blancos a una 1 sola Copa de Europa de triplicar la distancia con su eterno rival, la mayor diferencia de trofeos europeos entre los grandes de España en la historia.
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