Tras la salida de Cristiano Ronaldo en 2018, el Real Madrid ha vivido momentos ciertamente convulsos. Especialmente a aquellos que se refieren a la planificación de la plantilla.
En un principio, se intentó obviar la salida del jugador más grande de todos los tiempos, como si nada hubiera pasado, es decir, no se fichó a un recambio a su altura (también es cierto que es que no lo había).
Pero pronto esta estrategia quedó probada como un fracaso. No puedes pretender no notar la ausencia del mejor jugador de todos los tiempos. Así que una vez finalizada la aciaga temporada 2018-19 (completamente en blanco como era de esperar) se volvió a mirar con ganas a mercado de fichajes.
De ahí salieron los nombres de Militao, Hazard o Jovic. Pero entonces el Real Madrid se encontró con otro problema: reponer a Cristiano Ronaldo, no iba a ser tan fácil, ni siquiera tirando de cartera.
A excepción de Militao, Hazard o Jovic fueron dos sonoros fracasos que, sin embargo, marcaron un punto de inflexión en la política de fichajes del Real Madrid. Así que no se puede decir que no sirvieran para nada.
De hecho, a partir de entonces, la mala experiencia cosechada con ellos junto al vergonzoso encarecimiento del mercado de fichajes, incentivado por el gasto sin control de la Premier y la irrupción de los clubes estado, con presupuestos infinitos, hizo que el Real Madrid tomara una arriesgada decisión: acudir solo en caso de emergencia, y apostar por el talento en bruto.
Ahí es donde se explica la irrupción de Vinicius (potenciado en la factoría de Valdebebas) y la llegada de otros jugadores que, habiendo exacerbado su talento en otros equipos, su temprana edad, es el común denominador del actual Real Madrid.
Camavinga, Tchouameni, (Mbappé si hubiera venido en 2022) o el propio Bellingham, son los grandes ejemplos.
Temporada tras temporada, y en vista de los resultados cosechados en los últimos 2 años (Liga, Copa del Rey y Champions) y el imparable rendimiento de los jugadores arriba mencionados, el Real Madrid, de la mano de su presidente Florentino Pérez, ha decidido meter la directa en esta dirección.
De esa manera, se evita pagar sobreprecios y acabar con el fracaso de muchos jugadores que luego no ofrecen el rendimiento deseado.
Pero como hemos comentado, la opción de ir al mercado, no está totalmente descartada. Y es por eso que este gran proyecto, está solo a medio hacer.
A partir de 2024, veremos algún ligero cambio en el sentido de una posible llegada de jugadores que, sin dejar de ser jóvenes, ya tienen un rendimiento probado en otros clubes, como es el caso de Alphonse Davies, quien cada día suena más para recalar en la entidad madridista en verano, y cuyo precio no es desorbitante.
Además, el más que probable refuerzo del lateral derecho, será muy posiblemente también testigo de una parada estratégica en el mercado. Reece James o algún otro nombre que permanece desconocido para el gran público, son los candidatos.
Además, y aunque no sea un fichaje al uso, está el tema Mbappé, por el que el Real Madrid no pagará un traspaso al club donde juega, el PSG, pero sí probablemente una gran suma en concepto de prima de fichaje al jugador.
También está pendiente la llegada de eventos masivos de todos los órdenes en el nuevo y flamante Santiago Bernabéu que, abandonará su tradicional concepción de estadio exclusivamente abierto los días de partido, para convertirse en un ente con vida empresarial propia funcionando los 365 días del año.
Aunque esta sea una estrategia más variable, la alianza estratégica a grandes marcas comerciales seguirá siendo uno de los centros del proyecto. Esto es algo que el Real Madrid lleva años haciendo, y junto con patrocinadores de camiseta habituales, llegarán más acuerdos comerciales con las marcas más potentes (la más esperada es con APPLE) que impulsarán aún más la marca Real Madrid.
En definitiva, si alguien pensaba que este 2023 había sido el culmen de este proyecto florentiniano, se equivocaba; el Real Madrid sigue adelante, mirando al futuro y siempre con energías renovadas.