
La relación de Luis Enrique con la prensa nunca ha sido fácil. Y más cuando las cosas vienen mal dadas. Siempre hubo quien dijo que solo era con la prensa española, pero ahora vemos que la nacionalidad poco importa al asturiano.
En un proyecto, el del PSG, donde se le ha servido de todo y de todo lo mejor, Luis Enrique sigue sin ser capaz de que sus futbolistas asuman esa idea especial de fútbol que tiene. Esa idea que, de hecho, muchos en Francia no le compran.
Y es que parece que todos los entrenadores que han pasado por el FC Barcelona, tienen la obligación de exportar al mundo su “reinvención de la rueda” táctica, que en la mayoría de los casos, suele acabar en fracaso salvo que se readapten ellos a la realidad (como el caso de Guardiola) o que tengan un gran presupuesto detrás.
Parece que ese es el camino que está siguiendo el PSG de Luis Enrique, un equipo que al menos hasta el año pasado dominaba en Francia y aspiraba a hacerlo en Europa, y que sin embargo ahora parece más destinado a estrellarse otra vez contra el muro continental, y encima perder la hegemonía también casa.
Habiéndose quitado de encima a los que ellos consideraban los principales responsables (Neymar y Messi) el PSG apostaba por la “casa”, jugadores jóvenes de alto nivel técnico que, en manos de una idea futbolística de autor, fueran enviados al éxito mundial.
Por el contrario, se han encontrado con un producto que no arranca, que lleva solo 2 victorias en 5 partidos, y que cada jornada siembra más dudas que certezas. Todo sería comprensible si la inversión hubiera sido la justa.
Pero el problema es que los libros de contabilidad del PSG no cierran, y no sabemos por cuánto más podrán seguir estirando el chicle del enésimo proyecto de Al Khelaifi, Mbappé y Luis Campos.
Ayer el asturiano salió a rueda de prensa consciente de lo que se le venía tras el aluvión de palos que le cayó a su equipo tras el 4-1 frente al Newcastle. Y eso que las culpas fueron repartidas entre él y Mbappé, que ahora nos hemos enterado que es el Rey de la noche de París…fuera de los terrenos de juego.
Así cuando le preguntaron por el bajo rendimiento de Mbappe, ya empezó a enseñar colmillo, pidiendo “normalidad” con el de Bondy, que ni está tan bien cuando lo hace bien, ni tan mal cuando no aparece.
Misma receta para cuando fue preguntado por Dembele por sus cero goles y cero asistencias, extendiendo su respuesta hasta poder culpar a los periodistas de querer siempre situaciones extremas, (o muy positivos, o muy negativos).
En definitiva, un discurso que los de este lado de los Pirineos ya conocemos, dadas sus fallidas experiencias en la Roma, en el Celta o en la selección española, donde su paso fue más que discreto, a excepción de por sus ruedas de prensa, que se convirtieron en lo más emocionante de sus aventuras futbolísticas.
Sigue igual de tonto que en España, ese pive nació con la falta de un hervor.