El Real Madrid, como dice uno de sus gritos de guerra, irá hasta el final en el caso Negreira. Lo han tenido muy claro. Lo llevan diciendo años, pero parecían predicar en un desierto que ahora resulta que es un florido jardín de sospechas, cada día más fundadas. En la noche del sábado 13 de enero en Riad se vieron la cara los dos presidentes en un acto en la embajada española de Jorge Hevia. Hasta ese momento Florentino Pérez y Joan Laporta ni se habían cruzado.
Allí también estaba el presidente de la gestora de la Federación, Pedro Rocha, que poco puede hacer o decir en este asunto que viene muy de lejos. Aunque van de la mano en algunos temas (Supercopa especialmente), todo lo sucedido alrededor del que fuera segundo del Comité Técnicos del de Árbitros, hace que el recelo aparezca.
El club azulgrana sabe que la historia todavía tiene muchos capítulos por cubrir y que la entidad madridista no va a dejar pasar la ocasión alegremente. Buscan justicia y el Barcelona teme las consecuencias que pueda tener todo.
No les dejará pasar ni una, Florentino arremete con todo contra Laporta

El Real Madrid sigue personado en la causa y no la va a abandonar. En esta ocasión el enemigo, como sucede sobre el césped, también viste de azulgrana, pero no por ello buscan venganza con más ahínco. En Valdebebas solo quieren que prevalezca la justicia ante la acumulación de evidencias de la asistencia de una trama, que como ayer mismo confesaron Munuera Martínez y Soto Grado “da asco y vergüenza” al colectivo arbitral, cada vez con un planteamiento más radical y directo alrededor de todo lo que está sucediendo.
El club blanco decidió a raíz del obligado cambio en la presidencia de la Federación, dar un margen de tiempo hasta la llegada de un mandatario electo, al que va a exigir una total metamorfosis del sistema arbitral. De sobra es conocido que el Real Madrid tiene bajo su lupa, tanto a Medina, Cantalejo, presidente del CTA, como a Clos Gómez, director del VAR. La idea que mantienen es que todo aquel que haya tenido el más mínimo contacto con Negreira y su empresa, es decir su hijo, abandonen el estamento arbitral