Ayer el Barcelona pinchó contra un sobresaliente Shaktar Donetsk que complica la clasificación azulgrana de cara a los octavos de la Champions 23/24. Un partido donde los hombres de Xavi Hernández protagonizaron uno de los peores partidos que se recuerda en los últimos años, con un juego lento, previsible y rácano, recordando a los duelos frente a Real Sociedad y Sevilla pero que, a diferencia de la Liga Española, tuvo su correspondiente castigo con una más que merecida derrota. En rueda de prensa el barcelonismo se quedó a cuadros ante la confesión de Xavi, quien comentó el bache que atraviesa el equipo culé.
“Estamos en un mal momento. Hay que reconocerlo. Veo al equipo bloqueado. Debemos hacer un reset y recuperar la confianza“. Confiesa un visiblemente afectado Xavi Hernández, que no termina de dar con la tecla para que su Barça empiece a funcionar. El entrenador catalán llegó para revitalizar al club y traer consigo el famoso estilo Barça, una suerte de heredero de Guardiola en ese concepto de juego de toque que desde el barcelonismo tanto añoran.
El Barça queda retratado tras la confesión de Xavi

Así el Barça queda totalmente retratado, quien parecía vivir un resurgir tras la victoria frente a la Real Sociedad que podría parecer un bálsamo de estabilidad ante la dura derrota en El Clásico. Sin embargo se demuestra que no fue más que un espejismo fruto del desacierto del equipo vasco y del polémico penalti que no señalaron contra los culés. Su andanza en La Liga difiere, y mucho, de lo que ocurre en Europa, algo que lleva pasando desde hace casi una década.
La realidad es que mientras que en la Liga el Barcelona sigue siendo un equipo que compite directamente con el Real Madrid, en Europa queda muy alejado de las expectativas que despierta en sus propios aficionados, con constantes humillaciones, tanto en Champions como en Europa League, demostrando el bajo nivel de la liga española y, sobre todo, de la gran ayuda que el Negreirato sigue aportando a los culés.